Por una arbitraria decisión de Stalin, hace 98 años la provincia armenia de Artsaj fue anexada ilegalmente a Azerbaiyán

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En 1920, cuando la ola anti-soviética enfureció a toda Europa, la Rusia soviética dirigió su «mirada» hacia Oriente, con el objetivo de exportar la utópica idea de una revolución socialista global a los países asiáticos, que aún se encontraban en medio de un profundo oscurantismo.

Azerbaiyán intentó aprovecharse de la situación política. El entonces presidente de la Comisión Revolucionaria de Azerbaiyán, Nariman Narimanov, comenzó a desarrollar una activa cooperación con Moscú para obtener la mayor cantidad de territorio posible en favor de Turquía y Azerbaiyán.

Tras el establecimiento del régimen soviético, cambia en Armenia la naturaleza de las tensiones sobre el tema Artsaj.

Narimanov se opone a la reunificación de Nagorno-Karabaj con la Armenia soviética. Incluso amenaza con el hecho de que si el problema no se resuelve a favor de Azerbaiyán, la responsabilidad de las consecuencias caerá sobre el Comité Revolucionario debido a que se enfrenta a «intensificación de los grupos antisoviéticos» en Azerbaiyán.

El 5 de julio de 1921, se convocó a una sesión a la oficina caucásica del Comité Central del partido Comunista (bolchevique) ruso, durante la cual, sin deliberaciones ni votación, decide unir arbitrariamente Nagorno-Karabaj a Azerbaiyán.

De esta manera, el destino de la provincia armenia de Artsaj fue decidido por un organismo partidario, no constitucional, ni legítimo: la Oficina del Cáucaso del Comité Central del partido Comunista de Rusia.

En los albores del poder soviético, los derechos del pueblo armenio fueron sacrificados por la vana idea de una revolución roja global.

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